Durante cinco años, de principio a fin del que sería su último ciclo como habitante en Titaguas, Simón de Roxas tomó las temperaturas de sus manantiales y cursos de agua contrastándolas con las del aire, las anotaciones realizadas
– probablemente sobre el terreno - en los lugares referenciados con fecha y en ºR
( grados Reamur x 1,25= º Celsius o centigrados ).
Nuestro autor seleccionó entre las numerosas fuentes de su área, no solo abarca el término del pueblo. Así hay alguna como la Fuente del Pino que nombra en sus escritos de Titaguas que no midió.
Si se piensa en la orografía del terreno, las vías de comunicación de la época y las menguadas fuerzas con que acometió la empresa, resulta aún más admirable
y sobre todo inexplicable que estos datos, sin parangón en la ciencia de sus días, reunidos con tan gran esfuerzo no quedaran más elaborados,
habiendo llegado hasta nosotros como un verdadero puzzle inteligible.
Podemos aventurar varias hipótesis, la más plausible resulta de
la abrupta interrupción del trabajo, al ser requerida
- probablemente por iniciativa real - la presencia del autor en la Corte, emprendiendo viaje a Madrid en fecha próxima a la última anotación, tras el
cual el autor no regresó al pueblo.
Comoquiera que la trascripción que hicieron para Historia
Civil, Natural y Eclesiastica de Titaguas de E.Tello y F. Martín (2000), págs. 33 a 38, conserva la estructura original del manuscrito - enormemente liosa -
por estar las fechas de las mediciones mezcladas en anotaciones de fechas y lugares desordenados - tras esta ordenación de los datos resulta: