domingo, 30 de marzo de 2014

PÁSSIM.



La famosa puerta de Francesco Sabatini (1781) dando entrada a uno de los recintos para el cultivo de la ciencia. Imagen del autor.
 Aunque no lo parezca este término es castellano y como tal figura en el diccionario, es un adverbio [de lugar] con origen obvio derivado del  latín, cuyo significado es aquí, allí en una y otra parte, en lugares diversos. Y esto es lo que figura en el indice onomásticoal lado de Simón de Roxas, en este nuevo libro, en lugar de las referencias numéricas a páginas en que nuestro naturalista aparece, pues podemos encontrarlo en tantas que se omite su relación.
Se trata del recientemente publicado: Ciencia en penumbra: El Jardín Botánico de Madrid en los orígenes del liberalismo, 1808-1834. Una nueva aportación a la comprensión de esta época y sus protagonistas a cargo del Dr. D.  José Luis Maldonado Polo.

Portada de la edición de diciembre de 2013.
Aunque excede a nuestras capacidades y no es nuestro propósito abordar una reseña bibliográfica de una obra de esta envergadura – el libro supera las 800 páginas - si hemos querido aproximarla a los seguidores de este blog, pues efectivamente en ella hay mucho de este nuestro querido naturalista. 
De sus días, de sus compañeros y de sus circunstancias  ambientales y verdaderamente hay que contar con este trabajo para apreciar – como diría un naturalista actual -  el hábitat y el nicho ecológico de Simón de Roxas en la institución a la que estuvo vinculado de por vida.


Entre las numerosas huellas de Clemente en el Jardín, su nombre en la lista de botánicos españoles de la estatua de Linneo. Imagen del autor.
A parte de la consideración profesional y científica, en esta extensa obra encontramos pormenorizados detalles de ese aspecto tan significativo y nada desdeñable que siempre resulta ser el económico y de la especial posición diríamos status de Simón de Roxas, desde que por dimisión de su anterior titular – D. Francisco de Sales Andrés-  ocupará la plaza de bibliotecario ( 18.000 reales de los de 1805) que se consideraron “una gracia personal por sus distinguidos méritos . . . no debiendo servir de regla para sus sucesores en el expresado destino”.


De la etapa en la que el naturalista Graells fue director del Jardín Botánico es esta estatua de Clemente en el paseo Gómez Ortega esculpida por J.Grajera (1818-1898). Imagen del autor.
Ya hemos hecho consideración en anteriores posts de que esa plaza, traía aparejada la condición y compromisos de profesor titular y en el libro del Dr. Maldonado podemos seguir no solo la apuntada trayectoria económica (véase por ejemplo págs. 554-556 y  el apartado: Las dificultades de tanteo del sueldo de Bibliotecario, que le afectaban personalmente; si no también significativos episodios de otras atribuciones que tuvo que echarse a las espaldas, velando por la institución entera, como los que motivaron su oficio de 19 de Septiembre de 1817 en el que manifiesta como presidente de la Junta  Directiva a la de Protección “. . .  del  estado apuradísimo de sus caudales” y otros detallados pormenores de las distintas y discontinuas etapas que hicieron que Simón de Roxas llegara a ser el máximo responsable del Jardín (1826).
 

Panel con información de nuestro naturalista en el RJBM. Imagen del autor.
Otros rasgos del temperamento de Clemente quedan inevitablemente de manifiesto  como su adscripción a las ideas liberales y las peligrosas contradicciones con las alternativas del poder político, que pueden seguirse tras su sucinta pero completa semblanza biográfica, o  su carácter timido, reservado y poco expresivo de sus interioridades.
También hay completas referencias a los numerosos personajes: Gómez Ortega, Cavanilles, Zea, Lagasca, los Botelou, Arias, etc. e incluso a otros menos conocidos pero que igualmente tuvieron su papel en aquellos tiempos tan llenos de luces y sombras como el médico Vicente Soriano y su compatriota también valenciano Francisco Gil Rodríguez o el matemático y agrónomo granadino José Mariano Vallejo y un largo etc. oficiales jardineros y peones incluidos.

Hay huellas de Clemente mucho más tenues en este jardín, como el cultivo de esta amarilidácea que lleva en su genero y especie los nombres de una buena amiga y discípula suya y de Lagasca, una de las primeras mujeres que cultivaron la  ciencia en España. Imagen del autor.


En todo caso respecto de nuestro querido Simón de Roxas, su vida y milagros no quedan aquí definitivamente agotados (seguimos en espera de la biografía del Dr. Martín Polo). Aunque el profesor Maldonado, como investigador minucioso y riguroso, apunta detalles biográficos sustanciosos (véase el de la solicitud de permiso para llevarse un termómetro a la Junta del Jardín en 1820, - que todos los asiduos al blog saben en que se empleó -  o pág. 556: El desconocido viaje a Titaguas de septiembre de 1818. O sus resistencias y explicita negativa a figurar en los máximos niveles de gestión del Jardín que no le fue aceptada.


Al igual que en otro relativamente reciente análisis sobre los científicos  proscritos  por el poder político_económico_ultracatólico_nacional, el conjunto de esta recomendable obra del profesor Maldonado, no oculta la inquietante y alarmante - por lo enorme -  sombra de casi tres siglos, que sigue proyectándose sobre la actividad científica en nuestro país y sobre todo apunta certera y valientemente, a importantes causas de la secular fragilidad e indefensión de nuestra cultura científica y sus protagonistas: los investigadores tanto de las esferas académicas como de otras, que sufren siempre más o menos en silencio,  a manos - salvo escasas excepciones-  de los descerebrados que nos gobiernan.


El profesor Maldonado es un perfecto conocedor dela época y los personajes, véase su
semblanza del compañero de Clemente en esta otra publicación.
Lo único que echamos en falta en esta obra es que se siga abundando en el conocido error derivado del nombre compuesto de Clemente.
No queda del todo bien que el callejero de Valencia tenga una plaza Rojas Clemente, de la que deriva el mercado de ese mismo nombre e incluso la falla con la misma errónea denominación. También no hace mucho en un artículo de la revista electrónica de la U. de Valencia: espores, con motivo del traslado de ubicación  de su busto en el Jardí Botanic de esta ciudad a otra más adecuada, igualmente en una semblanza, se le tergiverse una vez más el apellido por el segundo de su nombre, incorrección  que en cierto modo es disculpable, pero en esta obra y de este autor nos cuesta comprender, que el pássim del titulo vaya referido incorrectamente a Rojas Clemente.

http://www.espores.org/index.php?option=com_k2&view=item&id=146:el-savi-moro&Itemid=2&lang=es


Resumen 
En esta obra se exponen los hechos más sobresalientes, científicos, docentes e institucionales, que acontecieron en el Jardín Botánico de Madrid. Profesores e investigadores que marcaron las pautas de su ingrato devenir a lo largo del período fernandino, donde la ineficacia de los políticos y gobernantes del primer tercio del siglo XIX propiciaron que el destino de esta institución, así como el de la ciencia en general, transcurriese por unos derroteros de penuria y favoritismo que los llevaron prácticamente a su extinción.

Autoría
D. José Luis Maldonado Polo es doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido catedrático de excelencia de CONACYT de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, Morelia (México) e investigador en el Departamento de Historia de la Ciencia del Instituto de Historia (CSIC) y en la actualidad es Profesor Titular en la Universidad Complutense de Madrid. Igualmente ha sido colaborador y asesor científico en diversos departamentos en la Universidad Complutense, Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Fundaciones privadas. Asimismo ha realizado actividades de carácter científico y académico en éstas y otras instituciones y participado en proyectos de investigación en el Real Jardín Botánico, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Academia de Medicina de Madrid, etc. Sus líneas de investigación se centran en el campo de la Historia de la Ciencia, de la Biología y la Botánica y especialmente en los estudios de las Expediciones Científicas españolas, con artículos publicaciones relevantes, entre las que destacan la Flora de Guatemala de José Mociño (1996); De California al Petén (1997), Las huellas de la Razón (2000) o la monografía sobre la historia de la ciencia española, bajo el título de: La España de la Técnica y de la Ciencia (2002).

Sumario
Introducción: El papel político de los científicos en la quiebra del Antiguo Régimen y la configuración del estado liberal.- Primera parte: Ubicación e infraestructuras. Los personajes.- Segunda parte: La enseñanza.- Tercera parte: La estructura y sus modificaciones. El problema de la financiación.- Cuarta parte: La investigación. Proyectos y realidades.-Bibliografía.- Índice onomástico.