martes, 6 de agosto de 2013

THURIFERAS: Pasado y presente.


Cuando la ví a finales de marzo pensé que la trasplantarían, luego vinieron los temporales . . .


El viajero que transite este verano la preciosa CV-350 desde La Yesa por el Collado de Alpuente, hasta el límite provincial en dirección a Arcos de las Salinas (TE), advertirá las mejoras realizadas esta primavera pues según  la entidad promotora:
. . . las obras indicadas tienen por objeto la ampliación de la plataforma de las carreteras CV-350 y CV-354, en los puntos kilométricos indicados en el plano adjunto, mejorando notablemente la calidad de vida de los vecinos, así como aumentando las condiciones de seguridad y comodidad y reduciendo los tiempos de recorrido del tráfico de paso.
Efectivamente se trata de un tramo de montaña, donde no es raro en invierno encontrar la vía nevada, siendo además acceso obligado a las diversas aldeas septentrionales alpontinas y a sus explotaciones, fincas agrícolas y montes.
Desgraciadamente las medidas de calidad ambiental no han estado a la altura de la importancia del entorno, nos encontramos en uno de los paisajes más singulares de la Comarca Serrans o Serrania del Alto Turia, cuyos esforzados habitantes han mantenido un entramado de agroentornos característicos - las “Hoyas de Alpuente”-  en un mosaico de sabinares albares y roturaciones abancaladas de alto valor ecológico, paisajístico e histórico.
Lástima que la sensibilidad hacía esta venerable pero indefensa especie no haya sido atendida por los técnicos, ni contemplada en las preceptivas medidas correctoras del impacto ambiental (parece que para estas actuaciones en Valencia  no existe guardería forestal ni SEPRONA). 
Actuaciones de este tipo contribuyen bien poco y mas bien alientan las sospechas de los que estiman que cuanto más degradadas y vacías estén estas zonas, menos problemas para expoliar sus recursos: territorio, minas, bosques . . .
Omitimos mostrar por ejemplo como quedó la zona del acopio de tierra para esta obra, para no herir la sensibilidad de los lectores.


https://www.dival.es/sala-prensa/content/obras-de-ampliacion-de-plataforma-en-la-cv-354-y-cv-350-obliga-al-corte-de-ambas-carreteras-


Recientemente la Universitat de Valencia y el Ayuntamiento de Aras – vecino de la zona, y poseedor igualmente de esplendidas sabinas albares - han realizado unas interesantes Jornadas de encuentro, la puesta en valor de los recursos naturales y paisajísticos se evidencia como una de las alternativas para revitalizar el problemático futuro de esta demográfica y económicamente desfavorecida periferia de la fachada litoral valenciana.

Los alpontinos – unos hombres muy altos que cogen mucho trigo - siempre han despertado la admiración de sus vecinos, su territorio fue un opulento reino Taifa en tiempos de  Sharq al Andalus y era famoso en tiempos de Simón de Roxas por su productividad cerealista y agropecuaria, unido esto a  su privilegiada situación estratégica en las rutas meridionales del sistema ibérico, harían escenario estos parajes de varios episodios en las guerras carlistas, pocos años más tarde de que los anduviera su vecino titagüeño.

Para Simón de Roxas a menudo su pueblo y su comarca eran lo mismo y despertaban en él  profundos sentimientos, pues como viajero y naturalista romántico se vinculaba  afectivamente a los paisajes.
En 1817, Clemente no estaba en su mejor momento, a los problemas de subsistencia se sumaban los de una penosa enfermedad – la fiebre amarilla – y una pertinaz oftalmía, problemas que  le impedían trabajar cuando tal vez más lo necesitaba, en esos días colaboraba en una nueva reedición  de la Agricultura General de Alonso de Herrera, en la que no pudo participar todo lo que hubiera deseado. 
A menudo se ha tratado de la profunda amistad que le unía a Mariano Lagasca, pero no era su único compañero. D. Antonio Sandalio Arias Costa (1764-1839) estableció con Clemente una especial comunicación, basada en un profundo respeto y admiración, sazonada por sus inquietudes profesionales y aficiones comunes, que generó una complicidad como vulgarmente se dice para toda la vida. Al tratar enebros y sabinas en la mencionada obra, voces que el profesor Arias se encargó de redactar, podemos apreciar huellas de  nuestro Simón de Roxas, cuyos paisajes alpontinos son aquí evocados.


Anexo 1 : Juniperus en la edición de la Agricultura General de Alonso de Herrera de 1817. Tomo II,  extacto de págs.315 y 316.
El resto accesible desde: http://bibdigital.rjb.csic.es/spa/Volumenes.php?Libro=16



 


( 315 )

El juniperus phoenicia de Lineo es otra especie de sabina que abunda mucho en España, hallándose constantemente en los climas templados, o al menos no muy frias, pues se observa que en estos no prospera. Su tronco es grueso, sus últimos ramitos muy romos ú obtusos, las hojas son muy obtusas, de color que tira á verdegai, y casi doble largas que en la sabina terrera 6 comun , aunque de su mismo anchor y hasta veinte por lado en cada pulgada del ramito: las bayas son gordas, del diámetro de unas cinco lineas, menos ir­regularmente redondas que en la especie anterior, y de un color ro­jo, sostenidas por piezecillos generalmente mas cortos y casi hori­zontales. En Alpuente y otros pueblos comarcanos la emplean para bardas, y usan de su madera para horcones de emparrado y para varas de sacudir los nogales: tambien hacen de ella, aunque no tan frecuentemente como del enebro comun, las estaquillas para clavar los corchos de las colmenas ; y por último se sirven de la parte in­terior o corazon del leño, que aquellos naturales llaman meliz , para alumbrarse, formando unas teas que dan la luz muy clara.

El juniperus thurifera de Lineo, o sea el enebro que da el incienso, juniperus hispanica de Lamarc, quiere tierras frias. Su tronco es muy grueso, el mas alto de la especie y de abundante me­liz, el cual da una llama o luz muy clara. Tiene las hojas muy azuladas y agudas, y su fruto es negro-azu­lado, y muy grueso. Hállanse montes enteros y de grande esten­sion de esta planta desde Teruel hasta Alpuente, donde dan al ga­nado su hoja, y gayuba o frutillo, para alimentarlo en el invierno, y la conocen con el nombre de trabino o trabina. El Sr. Clemente, que ha estudiado detenidamente el género juniperus , y á quien de­bo todas estas noticias, ha encontrado en Sierra Nevada ( donde la llaman sabina Real) un individuo que tenia diez pies de altura, y su tronco hasta siete de circunferencia. Los pastores del reino de Granada hacen escelentes violines y castañuelas con su madera.
La sabina chaparra ( juniperus radicans, spec. nova Clemen­te), es la mas pequeña de todas: sus ramos rastrean por el suelo, y van echando raizes de trecho en trecho: no se halla sino en tierras


( 316 )
muy frias, como las de la Yesa en dicha comarca de Alpuente.
Por lo que queda espuesto conocerá cualquiera que el conoci­miento de todas las plantas de este género, tanto de los enebros pro­piamente dichos, como de las sabinas, es de la mayor importancia en agricultura. Desde luego se echará de ver que estas plantas son las mas á próposito para poblar las cumbres y colinas de las monta­ñas, cuya temperatura no admite otra vejetacion: lo son asimismo para aprovechar los terrenos áridos, secos y arenosos, aun aquellos cuyas arenas son movidas por los vientos de un lado á otro ; y por eso son escelentes para cerrar las heredades, formar setos, bosqueti­llos de invierno y otros muchos usos á cual mas ventajosos.
Asi por lo que hemos manifestado en el contesto de esta adicion, como por las nociones que se tienen de la rusticidad de todas estas plantas, conocerá cualquiera que para su cultivo ningunos cuidados particulares exigen. Si en el término del pueblo, o en el de los co­marcanos, se crian con abundancia, bastará trasladar la planta nue­va que se necesite, y plantarla en el sitio que se quiera cercar para conseguir un buen cierro; y aunque d terreno sea seco, árido y dé­bil, es seguro su arraigo tomando las precauciones indicadas en otras adiciones: mas si no hubiese proporcion tan favorable, puede reco­gerse la semilla donde la haya, y verificar la siembra de asiento en el parage designado. Lo mismo puede hacerse para poblar un terre­po cualquiera de los que á su vejetacion convienen. El labrador ha­brá cumplido siempre que, preparada antes la tierra con una labor regular, siembre las semillas, y preserve despues las plantas del dien­te devorador de los,ganados, a lo menos en los primeros años.
¿Cuántas y cuán solidas ventajas se proporcionarian á la patria si muchos de las terrenos estremadamente débiles, los cerros y las montañas altas y descarnadas se poblasen de enebros, sabinas y demas árboles y arbustos de semejante naturaleza ? y cuán útil seria para los progresos de nuestras fábricas este aumento de combustible y de maderas? Pocos lo desconocen ; pero me temo que á pesar de las razones que puedan esponerse para persuadirlo, nadie se resuelva á emprender una nueva plantacion en las playas, en las eminencias, y en terrenos infructíferos o que llamamos malos. A.

. Anexo 2. En su Hª Civil, Natural y Eclesiastica de Titaguas, Simón de Roxas coincide con las notas de S. Arias, al tratar las sabinas albares da sus denominaciones latinas - Juniperus hispanica (Lam.) hoy en desuso y thurifera L. actualmente admitida y añade: Tierra fria, se da su hoja y gayuba al ganado en invierno. Su meliz da luz muy clara y arde como tea.
Al tratar del pino rodeno (P. pinaster) señala: El mucho consumo de su follage disminuye aprisa en Titaguas esta util especie,mientras los de Aras atenidos a la trabina, lo desestiman para el ganado.
La coincidencia permite aventurar que pasó notas del listado de plantas de Titaguas, que inició en su primer periodo de residencia [1812-1814] a las adiciones de esta restauración de la obra de Herrera.


Anexo 3. Se  supone arbol sagrado de los iberos, ya los romanos apreciaban su incienso que proviene de unas pequeñas gotas de resina que por exudación  se disponen aisladamente en la superficie de la corteza de los ejemplares añosos, cuando esta fresca tiene un color cristalino y permite su agregación en bolas objeto de comercio que se compraban al peso. Sucedaneo a todos los efectos del verdadero incienso, exudación de arboles del genero  Boswellia en varias especies de oriente medio y Asia: (sacra, cartieri, thurifera . . . ).  
Denominación comercial frankincense, usado en perfumeria, aromaterapia (aceite esencial), magia y por supuesto en la liturgia cristiana.

Muchas de las edificaciones locales: ermitas, casas, pajares, corrales etc. de la parte septentional de la comarca tienen sus vigas de trabina, al ser esta madera imputrescible y no atacarse por los xilogagos, en ocasiones es más antigua que la edificación en que se encuentra, un verdadero legado que se estima enormemente prestigiando el inmueble y que es objeto a considerar en particiones y herencias.
Actualmente de la recuperación de los derribos, estos materiales se usan para rialdas de chimenea y mamperlanes de escalera. Antiguamente para ventanas, marcos, cantareras, rebostes, tablas para estanterias, muebles - sobre todo mesitas- artesas y arcas pues toma bien el pulimento y es considerada tan noble como el nogal o el castaño. Antiguamente tambien muy apreciada en la contrucción naval.

Anexo 4. Distribución de J. thurifera en el mediterráneo occidental.

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En http://n.montes.free.fr/images/carte-us.gif

Anexo 5.
TURIFERARIO
La palabra *turiferario* designa a un monaguillo o acólito /turifer/ que en los
rituales religiosos cristianos porta el incensario ahumando con perfume
quemado los objetos religiosos o imágenes, o a los obispos u oficiantes
revestidos de ceremonial. La palabra latina, /turiferarius/, se forma a
partir de /tus, turis/ <incienso>, el verbo latino /fero/ (llevar) y el sufijo latino de
relación -ario.
En realidad la palabra y la práctica no gustaba demasiado a los PRIMEROS padres
 de la iglesia, que la asimilaban a sinónimo de idólatra:
               "el que lleva incienso a quemar a los ídolos"
práctica condenada por los cristianos del s. IV (ver por ejemplo
Prudencio en /Apotheosis/, 292). Es por eso que cuando la asumieron
gustosos, para no contradecir tales escritos, se fue abandonando el
término "/tus, turis/" para sustituirlo por /incensum/.
Ellos no quemaban "/tus/", sino "/incensum/". Aparte de que a veces no disponían
siempre del preciado y caro incienso de Arabia y las Indias y quemaban
otros productos, se sustituyó incluso cuando sí lo utilizaban, como si
cambiando el nombre, cambiara la práctica.
En el lenguaje culto todavia actualmente se llama metafóricamente turiferario,
a cualquier adulador servil y acólito permanente de otro personaje, partido
político, régimen, etc., o quien sea, cuya ocupación principal es el
halago y aplauso ciego de cualquier manifestación de su "ídolo".



A principios de Octubre 2013 tras una muy detenida inspección en vistas a trasplantarla pues nos temiamos esto. 





 No es viable pues la mutilación dada la sección de las raices principales ocasionaría un trauma de trasplante que hace desaconsejable esta operación.
Tal vez con el conocido sistema trasplat, que esta fuera de nuestras modestas posibilidades.
La encomendamos a la Deva tutelar de las de su estirpe.






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